|   *Opinion 
      Sobre 
        la importancia de garantizar  
        el acceso igualitario a la radio y a la TV 
      El 
        acceso a la información es de una particular importancia personal 
        y social. Hombres y mujeres tienen el derecho a informarse y también 
        la obligación de hacerlo, bajo pena de automarginarse, por omisión 
        de la vida en sociedad. Además es necesario para poder –responsablemente- 
        opinar, disentir, aportar, controlar y comprometerse en democracia.  
        A veces, desde los centros urbanos, no se llega a percibir su importancia, 
        porque existe cierta facilidad para acceder a los distintos medios de 
        información. Sin embargo, a medida que se llega a la Argentina 
        profunda, se evidencia la necesidad de contar con medios de comunicación 
        y posibilidades reales de acceder a ellos. 
        Baste para ilustrar esta afirmación, una anécdota personal. 
        Cuando era Juez Federal electoral de Córdoba, se realizó 
        un acto en la escuela de nombre Ceferino Namuncurá. Allí 
        se reunieron pobladores y autoridades locales. Un serrano aprovechó 
        la situación y dirigiéndose a un responsable del programa 
        denominado Plan Alimentario Nacional (PAN), dijo que “las cajas 
        que le entregaban para ayudarlo estaban incompletas y tenían una 
        importante carencia”. Y ante la pregunta respecto a que entendía 
        que faltaba manifestó que “no venían pilas”. 
        A lo que agregó: “No tengo electricidad en mi rancho y las 
        pilas son caras y difícil de conseguir en la zona. Me es imposible 
        escuchar la radio y por tanto, no sé lo que está pasando”. 
        En su sentido común profundo, este cordobés tenía 
        en claro que junto a los alimentos que recibía, necesitaba contar 
        con otros, que eran también fundamentales para su información, 
        cultura y recreación.  
        Además, en la Argentina existen solo siete ciudades con más 
        de un canal por aire gratuito, muchas que tienen una sola estación 
        y muchísimas en las que no se puede captar ninguna, sin una inversión 
        de envergadura. Esto obliga a los usuarios a costear altas antenas, decodificadores 
        de señales satelitales o contratar servicios de TV por cable, prácticamente 
        imposibles de pagar para un gran sector empobrecido de nuestra sociedad. 
         
        El canal 7 de Buenos Aires -ex ATC-, pagado por los impuestos de todos 
        los argentinos, se puede captar gratuitamente por aire, solo en algunos 
        lugares. En Córdoba, por ejemplo, únicamente se lo puede 
        ver por el sistema comercial.  
        La situación se agrava pues se sigue impidiendo que las organizaciones 
        sin fines de lucro puedan brindar servicios de radiodifusión.  
        Es incomprensible y arbitrario que el Comité Federal de Radiodifusión 
        (COMFER) continúe paralizado emprendimientos de bien común, 
        que buscan el acceso igualitario a la radiodifusión. Especialmente, 
        teniendo presente que, en reiteradas ocasiones, la Corte Suprema de la 
        Nación y la justicia federal, -unánimemente-, han declarado 
        la inconstitucionalidad del artículo 45 de la actual ley 22.285. 
         
        Por esto, es urgente que la Democracia garantice a los más débiles 
        el acceso igualitario y equitativo a la radio y la televisión.. 
       
        * Miguel Julio Rodríguez Villafañe, abogado de cooperativas 
        y mutuales y presidente de la Asociación Iberoamericana de Derecho 
        de la Información y de la Comunicación (AIDIC)  
         
       
         
        
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