|   *Opinion 
         
      El 
        Plan de Televisión Abierta hace camino al andar 
      La 
        primera mirada al cuadro de la televisión abierta en el país 
        nos muestra la gravísima deuda del Estado (COMFER-CNC) para con 
        la sociedad, que se ve privada de un ejercicio claro y real de su derecho 
        constitucional a la información. 
        Basta recordar que desde hace 40 años no se han adjudicado canales 
        de televisión y, así, se mantienen la misma cantidad de 
        estaciones en todo el territorio y subsisten muchas zonas sin prestación 
        de este servicio o con oferta única de servicio. 
        Este cuadro no es menor cuando por las consecuencias de la globalización, 
        casi el cincuenta por ciento de la población hoy está por 
        debajo de la línea de pobreza y -por ende- el pago de cualquier 
        servicio de cable es simplemente una utopía quedando las personas, 
        de ese modo, imposibilitadas de acceder a la información. 
        Ahora bien, mientras que en los ´90 la sociedad misma fue utilizando 
        el éter con la apertura de radios FM, cumpliendo un rol social 
        en cada una de las comunidades en las que se insertaban, la autoridad 
        de aplicación cerró toda posibilidad de asignación 
        de frecuencias -provocando el caos actual del espectro-. 
        De igual modo, hoy, frente a la omisión del Estado de llamar a 
        concurso para adjudicar licencias de TV, la sociedad misma comienza a 
        dar respuesta extendidamente a la necesidad de acceso a la información 
        de sus localidades. 
        No olvidemos que el propio Estado ha reconocido la gravísima omisión 
        en esta materia, llegando a invocar que la falta de llamado a concurso 
        viola el Pacto de San José de Costa Rica.  
        Más aún, ha entendido que “el Poder Ejecutivo Nacional 
        considera prioritario saldar la deuda pendiente con los ciudadanos de 
        la República Argentina, en cuanto libertad de prensa y de elección 
        de la fuente de información, cultura, educación, comunicación 
        y entretenimiento” (Decreto1473/01). 
        Sin embargo, sin dar un mínimo paso para saldar la aludida deuda, 
        el Ejecutivo siguió caminos contradictorios con el dictado de los 
        decretos 2368/02, 1214/03 y 527/05. Con el primero autorizó la 
        instalación de repetidoras del Canal 7 en cualquier lugar del país; 
        con el segundo, permitió que los gobiernos provinciales sean titulares 
        de un canal de televisión abierta y con el tercero convalidó 
        el regimen de concentración vigente, al prolongar por 10 años 
        los permisos de radio y televisión en todo el país. 
        Entendemos que es responsabilidad primordial del Ejecutivo asegurar el 
        derecho a la información de la población, y que por ello, 
        es indispensable el fortalecimiento de los medios públicos como 
        política de Estado (no del Gobierno de turno) para garantizar la 
        democratización de la comunicación. 
        Ahora bien, ello no es óbice para que siga impidiéndose 
        a los particulares ejercer el derecho constitucional a desarrollar una 
        industria lícita, al impedir que ciudadanos argentinos, que comprometen 
        su inversión en actividad productiva, a su cuenta y riesgo, exploten 
        medios que aseguren a la población el acceso a la información 
        de modo libre y gratuito. 
        Veamos que está ocurriendo en todo el territorio del país. 
        Al mismo tiempo que el Estado no llama a concurso, la comunidad está 
        supliendo tal obrar omisivo.  
        Así aparecen permanentemente, en distintos lugares de la Argentina, 
        ora capitales de provincia, ora comunidades del interior, canales de televisión 
        abierta, comprometidos con las localidades a las que pertenecen, con producción 
        de contenidos locales, rescatando las manifestaciones culturales de sus 
        ciudades y creando un medio de educación masivo y nuevas fuentes 
        de trabajo, promoviendo la libertad de prensa y de elección de 
        la fuente de información, cultura, educación, comunicación 
        y entretenimiento; muchos de los cuales van obteniendo reconocimiento 
        judicial. 
        En ese sentido, se expidió recientemente el Juzgado Federal de 
        Resistencia, Chaco, brindando protección cautelar a dos canales 
        de televisión abierta –uno de los cuales es una organización 
        sin fines de lucro-, brindando protección cautelar para impedir 
        la declaración de clandestinidad y decomiso de las instalaciones; 
        entendiendo que la falta de reglamentación podría prolongarse 
        en forma indefinida. 
        Es tiempo que el Ejecutivo entienda que en esta materia no hay más 
        tiempo, que su omisión será suplida de hecho por la comunidad, 
        que el plan técnico de televisión abierta será diseñado 
        por los propios radiodifusores y, en definitiva, que el llamado a concurso 
        llegará tarde. 
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        Por la Dra. Susana Elizabeth Pachecoy, especialista en Radiodifusión 
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