ESPAÑA AMPLIA Y EXTIENDE EL ESPECTRO

 

El gobierno conservador español  del primer ministro José María Aznar esperó hasta el final del período legislativo y sólo en ese momento, dio a conocer las nuevas licencias de radio digital y telefonía móvil e inalámbrica, y anunció también un nuevo concurso para dos nuevas concesiones de televisión digital terrestre en abierto.

Con esa sumatoria de medidas, el gobierno completó un complicado y farragoso  proceso de liberalización de las telecomunicaciones al que puso en marcha en 1996, a poco de que el propio Aznar, con su impronta libremercadista y aperturista a favor del sector privado, también en el rubro de las telecomunicaciones, asumiera el poder.

Cierto es que el gobierno de Aznar abrió las puertas del mercado español de las radiotelecomunicaciones a nuevos operadores de cable, telefonía fija y móvil. Pero eso no ha enriquecido la calidad de los servicios del rubro y, peor aún, según critican amplios sectores sociales y políticos, las ha alejado del interés público, más allá de las mediciones de rating.

Las nuevas licencias fueron aprobadas por el último Consejo de Ministros de la legislatura, celebrado el 10 de marzo pasado. El ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, aprobó mediante una orden ministerial ese mismo día, pero que no se publicó en el Boletín Oficial del Estado hasta el 13 de marzo, un día después de las elecciones, las decisiones.

 

LOS BENEFICIADOS

Los adjudicatarios de las diez licencias de radio digital son Quiero Televisión (antes Onda Digital, Radio Popular (cadena Cope), Sociedad Española de Radiodifusión (cadena Ser), Sauzal 66 (Radio Intereconomía), Uniprex (Onda Cero), Unión Ibérica de Radio (Radio España), Unedisa (El Mundo), el Grupo Recoletos (que gerencia el diario El País y acaba de comprar en la argentina el periódico El Cronista), Sociedad de Radio Digital Terrestre (Onda Rambla-Planeta) y Prensa Española de Radio por Ondas (filial de la editora de Abc).

En cambio, quedaron fuera de carrera y no consiguieron ninguna licencia Grupo Zeta, Cableuropa (Ono), Medipress (Europa FM), Corporación de Medios de Comunicación (Grupo Correo) y Radio Blanca (Blas Herrero). Dos de estas compañías, Grupo Zeta y Europa FM, ya adelantaron su intención de recurrir la decisión.

En materia de televisión, el Consejo de Ministros de España renovó las concesiones de las tres cadenas privadas, Antena 3 TV, Telecinco y Sogecable-Canal+ (las principales del mercado de ese país europeo) con la condición de que empiecen a emitir con tecnología digital en un plazo no superior a dos años.

El tema no es menor, ya que si bien la mayoría de las empresas operadoras de servicios de TV europeas ya están asimilando, renovando y modernizando sus equipos para sumarse a la televisión digital, España es una de las naciones que registra, según analistas locales, mayores retrasos en ese contexto.

La renovación de la concesión comenzó a tener vigencia a partir del próximo 3 de abril, fecha en la que finalizaba la concesión que el Gobierno les había otorgado exactamente hace diez años.

Además, el Gobierno se ha comprometido a concederles un canal multiplex completo (con capacidad para cuatro o cinco señales), si comienzan este tipo de emisiones antes del 2001.

 

EL FIN DE LA TV ANALOGICA

El proceso ya está lanzado y los tiempos se acortan. De esta manera, las emisiones analógicas desaparecerán totalmente en el año 2013. Probablemente mucho antes en Estados Unidos y Japón, y bastante antes en la Europa más desarrollada (Alemania e Inglaterra, por ejemplo).

El último capítulo de esta batería de licencias lo protagoniza la telefonía acceso radio, más conocida como telefonía sin hilos, una tecnología que se presenta como alternativa al cable de cobre o a la fibra óptica que utilizan los operadores actuales para difundir la señal.

Esa nueva modalidad está en pleno desarrollo y, según se anuncia, revolucionará completamente el mercado de las telecomunicaciones y los medios de difusión audiovisuales en todo el mundo.

 

UN FESTEJO DE ANIVERSARIO

Los anuncios del gobierno español en materia de radiodifusión parecieron (y no casualmente) inscriptos en una fecha simbólica y emblemática, ya que en enero pasado se cumpleron diez años de la puesta en marcha de Antena 3 TV, la primera cadena de titularidad privada que emitió en España.

Eran tiempos del gobierno socialista del ex premier Felipe González. Con ella se inauguraba una etapa largamente esperada por muchos españoles y, especialmente, por muchos empresarios de la comunicación, que pugnaron durante años, finalmente con éxito, por entrar en este sector.

Según artículos publicados por la prensa española, «la televisión, que ya era el medio rey en audiencia y en volumen de negocio, experimentó desde entonces una expansión sin precedentes en España. No tanto desde un punto de vista cuantitativo, porque ya era elevado el número existente de telespectadores cuando irrumpió la televisión privada (86% de la población), sino con respecto a la multiplicación y, en menor medida, la diversificación de la oferta, porque pronto comenzaron a mimetizarse los modelos de programación».

Pero no todo es panacea en ese panorama. Vicios modernos de los tiempos de la TV privada (cualquier similitud con lo que ocurre en la Argentina es lógica consecuencia de las políticas aplicadas en ambos países),

con la nueva situación llegaron el zapping y la contraprogramación; el dumping, que indujo al sector y al resto de los medios a una guerra de tarifas publicitarias a la baja, de muy complicada recomposición posterior.

«Desde un punto de vista empresarial, las tres cadenas privadas llegan al final de su primer periodo concesional con un excelente balance, si excluimos las particulares circunstancias por las que Sogecable (Canal+) registra pérdidas en los últimos años, embarcada en costosas inversiones necesarias para abrir nuevos mercados (TV digital por satélite). Superada una primera etapa de lógica maduración de los planes empresariales, en la que las compañías sufrieron –menos que otros medios– la recesión publicitaria, cometieron algunos excesos de gasto –que trataron de ocultar contablemente– y no pocos errores, tuvieron la fortuna de asistir a una recuperación de la economía y, consecuentemente, de la inversión publicitaria, que llegaba el pasado año a una saturación sin precedentes», rezan comentarios de la prensa especializada en España.

Los analistas difundieron datos y cifras que indican que el último ejercicio completo de la primera concesión de medios cerró con el mayor volumen de negocio y los mejores resultados de la década, «recuperando así las inversiones o las elevadas plusvalías que algunos de sus actuales propietarios debieron satisfacer a los que les precedieron en este sector».