Periodistas despedidos en webs argentinas El ajuste también llegó a Internet

Varios medios de comunicación argentinos (virtuales y reales) que se lanzaron a la aventura de publicar en internet, se vieron afectados por una realidad previsible: la red no es la gallina de los huevos de oro. Sus tiempos de esplendor parecen agotarse y, de hecho, los portales cumplen grandes oscilaciones en la Bolsa de Nueva York, donde se miden en el índice Nasdaq. Internet comienza a esgrimir una teoría darwiniana de la realidad. Sobrevive el más apto y el que mejor condición de adaptación ofrece al medio. Y para esa adaptación, es necesaria la confluencia de una serie de factores no siempre ligados a la lógica y, mucho menos, a la razón. En la Argentina, esa realidad parece transformarse, como casi siempre ocurre, en despidos. Periodistas y reporteros gráficos de la empresa Tutopía, una de las que ofrece acceso gratuito a la red, denunciaron despidos en sus filiares de Argentina, México, Estados Unidos (en especial, en el portal latino de Miami) y Chile, según dijeron fuentes gremiales. En la Argentina, según esas mismas fuentes, los despidos alcanzaron, según el sindicato de trabajadores de prensa, a siete periodistas y un fotógrafo, encargados de generar todo el material informativo con que contaba el sitio web. Los despidos se centraron todos en la Capital Federal, porque aunque Tutopía tiene también oficinas en el interior del país, la producción de contenidos se concentra en Buenos Aires y no hay trabajadores de prensa -siempre según la fuente- en otras sucursales. Las cesantían redundan en una merma de nivel en la calidad informativa. La mayoría de las empresas que decidieron reducir sus costos despidiendo personal están abonadas a por lo menos una agencia de noticias de carácter nacional, y es ese material el que ponen en sus páginas, tal como sale editado de las empresas distribuidoras de información. En la Argentina hay cuatro agencias de carácter nacional: Télam, del Estado y en pleno proceso de reestructuración que implicó el «retiro voluntario» de decenas de sus periodistas; Noticias Argentina (NA), del Grupo Kraiselburd (El Día, de La Plata y Diario Popular, entre otros) con una reducida planta periodística; INFOSIC (del Grupo Mansilla, dueño de una consultora de opinión pública y de la agencia Infofax), que tras un crecimiento inicial vertiginoso parece haber ingresado en una meseta después de un fallido intento de compra del CEI; y Diarios y Noticias (DyN), uno de cuyos accionistas mas importantes es el grupo Clarín. Contratar el servicio de cualquiera de ellas representa, para un sitio de internet, un costo sensiblemente menor al de tener periodistas propios trabajando en los contenidos. Sucede que los diarios, radios y canales de televisión, habituales abonados de las agencias, tienen además periodistas propios que procesan, editan y enriquecen esa información. De esos periodistas están prescindiendo las empresas de internet a la hora de achicar gastos. La consecuencia directa es que reproducen prácticamente en forma textual el material que reciben de las agencias (que, bueno es decirlo, tiene un altísimo valor periodístico) pero no produce ningún contenido propio ni avanza sobre lo que le viene transmitido por las agencias. En el caso de Tutopía, según las fuentes gremiales, la situación es peor aún para la Argentina. La recolección de material de agencia y su «subida» a la página de internet es trabajo de una reducida planta de personal (no necesariamente periodístico) que trabaja en las oficinas de Chile. Según dijeron los trabajadores de Tutopía ahora despedidos a una publicación de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), «el conflicto en la Argentina se inició cuando los periodistas reclamaron su efectivización, decisión que la empresa demoró hasta que produjo los despidos y les quitó las claves de acceso para impedirles que trabajen». «Al igual que ocurre en la inmensa mayoría de empresas de Internet, a los periodistas y trabajadores de prensa se les niega su condición de tales, se trabaja por lo general en jornadas que llegan a superar las 10 horas (el estatuto establece turnos de seis horas) por salarios que se encuentran muy por debajo de la media», denunció la UTPBA.