¿Por qué los MSO no pueden dejar
de subir el costo del cable?


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La devaluación en los grandes operadores

¿Por qué los MSO no pueden dejar
de subir el costo del cable?

El cable aumentó otra vez y ahora está en 52 pesos promedio. Como nunca, la industria está sumida en la incertidumbre. Y no hay solución posible para evitar futuras bajas. Los MSO sólo esperan que un mejor servicio atenúe la bronca del cliente al llegar la factura

 

Marcelo Nachón

Un nuevo aumento en el abono de la TV por cable se instaló en julio en la economía de los 5 millones de clientes de la televisión paga en la Argentina. Hoy cuesta en promedio 52 pesos, un 30% más que en enero. Y todo indica que no hay manera de parar el incremento en los costos.
Las decisiones se toman a diario en los principales MSO del país de acuerdo con el ritmo de la devaluación y la única esperanza de las empresas para evitar una reducción de sus plantillas es que los abonados crean que es justo pagar más por un mejor servicio.
Tanto CableVisión como Multicanal adjudican a la escapada del dólar el resultado del nuevo abono. Y sostienen que las inversiones en tecnología no se corresponden con la efectiva suba. Es más, aseguran que no se pudo evitar un alza en el precio por más que absorbieran gran parte del 250% de incremento que sufrieron sus costos internos.
Ante este panorama que los envuelve en una de las mayores incertidumbres como industria desde que nacieron a inicios de los 90, los dos MSO confirmaron que no hay manera de frenar la escalada de aumentos.
R&TA le planteó al gerente de Marketing de CableVisión, Marcelo Nachón, la posibilidad de segmentar la oferta de servicios en paquetes más modestos y así posibilitar que el cliente pague sólo los canales que quiera ver.
“La limitación es técnica, no es un problema de decisión”, apuntó el ejecutivo. Para él, la idea de instalar servicios diferenciados según las necesidades de cada abonado, más allá de la digitalización de la red, necesitaría como mínimo de un decodificador en cada hogar.
“La empresa necesita codificar todas sus señales para poder distribuir grupos de canales para cada elección. Y en la Argentina de hoy es imposible instalar un decodificador de U$S 200 por hogar. Aparte están las inversiones de cientos de miles de dólares que hay que hacer sobre la red”, confirmó Nachón sobre esta aparente solución.
Su colega de Multicanal, Ronald Spina, contestó a R&TA que “si bien dentro del padrón de clientes existen abonados con el servicio de MMDS o el de UHF que no aumentaron a los mismos valores, las proporciones son similares porque toda la composición de costos es idéntica al del abono básico”.
Para ambas empresas, los costos tecnológicos son imprescindibles de asumir. “Si no mejoráramos la red por un tiempo esperando que la crisis pase es probable que la gente empiece a tener problemas para ver televisión. Y las redes deterioradas afectan el nivel del servicio”, apuntó Nachón.
Pero, ¿cuál es la estrategia de las empresas frente a este panorama?
“Tratamos de aumentar lo menos posible. Nuestro principal objetivo es mantener la mayor calidad en la oferta de programación con el precio más competitivo. Estamos dando un mejor servicio. Es cierto que a un precio superior, pero lo importante es que es un mejor servicio”, explicó el gerente de CableVisión.
Spina, en tanto, dijo que “para poder sostener el servicio en la calidad que nosotros queremos ofrecerle a nuestros clientes, tenemos que incrementar los precios, aunque sea en lo mínimo indispensable”.
Asimismo, reconoció que la decisión de la empresa “toca los bolsillos más humildes y son esas personas las que no podrán seguir pagando el servicio de cable a los valores actuales. Mes a mes, cada cliente evaluará si continúa, cambia o deja de pagar”.
A diferencia de los incrementos anteriores, esta vez las zonas más humildes no tuvieron menor proporción de suba. Ambas compañías adecuaron la tarifa sólo a las diferencias de oferta.
Consultados acerca de la incidencia que tienen los contratos con las señales, los dos coincidieron en destacar que hoy “no son el punto más importante”. Mientras Spina dedujo que se trata de “un costo más, como cualquiera”, Nachón interpretó: “Si no hubiéramos llegado a estos acuerdos con los proveedores de contenidos, el precio de los abonos hubiera sido muy distinto”.
En cuanto a las tarifas promocionales, el manager de CableVisión estimó que “la dispersión de tarifas ya se corrigió” y desmintió que la empresa haya dado marcha atrás con los contratos en edificios.
Ronald Spina, por su parte, reconoció que “dentro de los plazos de validez de los contratos hay circunstancias que pueden hacer modificarlo y volver a negociar. Eso es lo que ha sucedido en algunos que la compañía tenía con sus clientes”.
En los últimos años, producto de la recesión, la mayoría de los clientes se acercaban a la compañía y pedían alguna clase de descuento para seguir siendo cliente. Esto se transformó en una práctica habitual, incluso en la gente que no tenía problemas económicos.
Pero hoy no hay posibilidades de negociar y a ricos y pobres parece preocuparle por igual la manera en que ha subido la TV paga. Según constató R&TA en ADECUA, la Asociación de Consumidores y Usuarios de la Argentina, las llamadas de los abonados se cuentan de a cientos todos los días y no respetan nivel económico alguno.
Fuentes de la Asociación confiaron que “se está analizando la manera de hacer algo frente a esta escalada de quejas por la TV por cable porque no hay un ente regulador de las tarifas y no se controla hasta dónde pueden aumentar”.
Por el momento, la única entidad que recibe denuncias por escrito es la Dirección de Defensa del Consumidor de la Ciudad de Buenos, pero al cierre de esta edición no se contaba con datos comprobados sobre cantidad de reclamos.
Desde las empresas, la aparente bronca de los abonados no es tan así. Marcelo Nachón concluyó: “Recibimos llamados, cartas, mails de los clientes. Si tomo los reclamos recibidos en función del total del padrón de abonados, naturalmente el nivel de queja es mucho menor del que se presume.
Hay una prédica de que todo el mundo llama para quejarse y no es así. Hay muchos que llaman para agradecer”.