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DEMANDA PENAL DEL EX DIRECTOR DEL ISER JULIO RAFFO

Caterbetti, querellado por injurias
a un ex funcionario

> Lo acusa de haberlo desacreditado con mentiras ante un grupo de diputados, en noviembre último. Recogió la versión taquigráfica de esa reunión y lo querelló en la justicia. Raffo dice fue separado de su cargo sin justificaciones válidas. Y que el concurso que ganó nunca fue impugnado, como aseguró el interventor

El ex director del ISER Julio Raffo presentó una querella penal por injurias contra el titular del Comfer, Carlos Caterbetti, al entender que el interventor se refirió hacia él en una reunión en la Cámara de Diputados “sólo” con la intención de desacreditarlo. La demanda, que recayó en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 11, busca probar el delito que, según Raffo, cometió el funcionario duhaldista el último 7 de noviembre cuando habló de la situación de los ex funcionarios del Comfer separados de sus cargos, en virtud de una visita informativa a la Comisión de Libertad de Expresión. Tal como informó R&TA en su edición de noviembre, Caterbetti analizó su gestión con un lenguaje poco habitual y se animó a lanzar algunas frases que trascendieron el ámbito parlamentario y hasta lograron encrispar a más de un letrado relacionado con el sector. “El Comfer siempre fue un gran negocio para los abogados y gestores”, lanzó en medio de una decena de diputados. Allí, el interventor se refirió al conflicto en torno de la desvinculación de once directivos del organismo que habían sido nombrados por concurso, entre ellos Julio Raffo, último director del ISER durante la administración de Gustavo López. En sus declaraciones, Carlos Caterbetti aseguró que “todos los concursos fueron impugnados”. Y agregó que Julio Raffo ya había estado “a cargo del Instituto del Cine”, donde “le inició juicio”. Así, sobre estas palabras ahora el abogado decidió iniciar la querella, ya que según él su concurso “nunca” fue impugnado. “Es mentira. Nunca estuve a cargo de ningún Instituto del Cine, ni en el país ni en el exterior”, dijo el ex directivo. A lo que agregó: “Es falso de falsedad absoluta que, en el ejercicio de ese cargo, le hiciera juicio”. El peso de una mentira A través de una carta que hizo llegar a esta redacción bajo el título “Caterbetti no les dijo la verdad a los Diputados en relación a los concursos del COMFER”, Julio Raffo consideró cada detalle de las declaraciones del interventor ya que accedió a la versión taquigráfica de esa reunión. Luego de desmentir las afirmaciones del funcionario, el abogado se preguntó: “¿Por qué razón Caterbetti no invocó estas “impugnaciones”, “nulidades” o “irregularidades” en los fundamentos de la Resolución 12/02 mediante las cuales nos cesanteó y sí las invocó en la Cámara de Diputados de la Nación? ¿Por qué razón en esa Resolución se limitó a invocar razones de “racionalización del gasto público” pudiendo invocar –si fueren verdaderas- esas otras razones?” Pero estas mismas preguntas también encontraron respuestas según el propio Raffo: “Yo creo que no lo hizo porque no podía afirmar falsedades en un expediente, ya que ello implicaría cometer el delito de “falsedad ideológica” y estampar su firma al pie. Caterbetti puede ser arbitrario e ignorar el Derecho administrativo, pero no es tonto”, entendió. En este sentido, el ex director consideró que el amigo del Presidente Eduardo Duhalde “afirmó alegremente esas falsedades a los Diputados de la Comisión de Libertad de Expresión por no respetar lo que ellos representan y, además, ignorar que se estaba tomando notas taquigráficas de sus palabras y que ellas trascenderían a la prensa”. Entre las dos horas que el funcionario estuvo repasando las novedades del sector, Raffo se detuvo en una afirmación de Caterbetti que le resultó por demás elocuente: “...Yo no suelo mentir...”. “Debo reconocer que seguramente afirmó la verdad. Nótese que no dijo “no miento nunca”. Quién no “suele” mentir, de acuerdo con el diccionario, es una persona que miente “sólo en algunas ocasiones”. Y realmente es muy raro encontrar a alguien que mienta siempre y en toda ocasión. La picardía en esa práctica, bíblicamente condenada por un Mandamiento consiste, precisamente, en mentir sólo “algunas veces””, se despachó el querellante en su misiva. Una historia sin final La separación de sus funciones al frente del Instituto fue ordenada por una de las primeras resoluciones del año, la 12/02, con la justificación de “...una mejor racionalización del gasto público y utilización de los recursos humanos...”. Luego de un escándalo por la orden que le prohibió el ingreso a la casa de estudios el 25 de febrero de 2002, Raffo dejó su puesto. Sin embargo, en agosto del año pasado un juez federal suspendió los efectos de la misma y ordenó el reintegro de los funcionarios por entender que los mismos habían sido evaluados y estaban en condiciones de ejercer sus puestos. Además, desconoció los nombramientos del personal reemplazante, ubicados a dedo por el propio interventor sin concurso alguno. Pero esto hasta ahora no se produjo y Caterbetti sólo disparó la promesa de convocar a nuevos llamados antes de dejar su lugar, el 25 de mayo próximo. La misiva completa se encuentra disponible en www.rt-a.com

El pez por la boca... informa

Tal fue el nivel de confrontación que se vivió ese 7 de noviembre 2002 en Diputados, entre Carlos Caterbetti y algunos legisladores, que ahora el funcionario puede llegar a tener que dar explicaciones por sus populares declaraciones. Debido a que el interventor expresó que “todos los concursos” para cubrir los cargos directivos del Comfer “fueron impugnados”, la diputada Irma Parentella le solicita que remita a la Cámara un análisis de esas impugnaciones y se efectuaron evaluaciones al personal cuya designación fue cancelada mediante la resolución 12/2002. Por otro lado, se indica que detalle “los casos en los que el Comfer detectó la presentación de documentación apócrifa y las actuaciones labradas en consecuencia”. Sin embargo, el punto más comprometido para el líder del organismo será la documentación que prueba el procesamiento de Julio Raffo por su desempeño en el INCAA, tal como lo afirmó ese día Caterbetti a los diputados y hoy es motivo de la querella del ex director del ISER. “Si esa causal fue evaluada al momento de la cancelación de su designación”, continúa el pedido de informes, el Comfer tendrá que exponer las razones de la omisión en los considerandos de citada resolución donde se dispuso el fin de su gestión en la casa de estudios

 

 



OPINION

En radiodifusión todo pasa, pero nada cambia

Por Horacio Martinelli
Abogado

Ningún país que tenga una política seria de radiodifusión, acepta como naturales los hechos que en esta materia ocurren en la Argentina. Si bien en casi todos los países los grupos dominantes tratan de controlar la actividad en la que desenvuelven sus negocios tratando de restringir el acceso de competidores al mercado o estableciendo privilegios que les permitan aumentar sus ganancias ignorando sus obligaciones de contribuir al bien común; también existen medidas tendientes a limitar el establecimiento de situaciones monopólicos y organismos y funcionarios encargados de controlar e impedir el ejercicio abusivo de derechos en beneficio de unos pocos y en desmedro del conjunto de la sociedad. Y bien exitosa que es la gestión de estos últimos. En el presente trabajo se intenta analizar someramente la situación creada en nuestro medio por empresas que poseen el paquete accionario de más de un centenar de sociedades licenciatarias de circuitos cerrados de televisión por cable, que en algunos casos incluso se enlazan con medios abiertos de radio y televisión abierta y/o con medios escritos, todo en abierta violación con la prohibición legislativa vigente. Esta situación de abierta trasgresión representa un hecho público y por todos conocido que sólo parece no advertir las estructuras de poder político a las que se les ha encomendado específicamente la tarea de controlar y limitar los excesos de los radiodifusores. Aunque pasen los gobiernos y los funcionarios de COMFER vayan cambiando, la comparación de gestiones disímiles (incluso de distinto signo político), coinciden en su ineficacia a la hora de evitar los excesos de aquellos que pretenden restringir la competencia en materia de radiodifusión u obtener beneficios desmedidos en contra de los derechos del resto de la comunidad. Si no se advierte la constante que rigió la gestión del Organismo de Aplicación de la ley 22285 en los últimos 15 años, difícilmente pueda profundizarse luego sobre la forma en que los licenciatarios prestaron el servicio y medir el desempeño del COMFER, organismo que fue creado para garantizar la utilización de las frecuencia en forma equitativa y en beneficio de todos los habitantes. Desde el punto de vista de los resultados obtenidos, se puede decir que un hecho que no les conviene a algunas empresas caracterizadas del sector no obtendrá la formula que le permita sortear los “rígidos controles del COMFER” y por el contrario, aquellos hechos que les convengan, recibirán el trato y los favores de todo el entramado de poder de turno para que se impongan, no obstante que para ello deban forzar al extremo la interpretación de la ley o modificarla o derogarla sin atender siquiera en las consecuencia nefastas que puedan producir en el resto de los ciudadanos. Si estudiamos bien el tema, vemos cómo las últimas seis gestiones al frente del Organismo de fiscalización, quienes a lo largo de más de veinte años dirigieron los destinos de la radiodifusión en representación de los partidos radical, justicialista y la Alianza, en realidad fueron a lo sumo con distintos matices de voz e ideas, la repetición del comportamiento antes descrito, siguieron los lineamientos que les dictaron los grandes intereses económicos de los que no quisieron o pudieron apartarse. Las tremendas flaquezas que exhibió el COMFER a la hora de desarrollar su tarea de administrar y controlar el espectro radioeléctrico, son aprovechadas desde hace años por aquellos que sólo piensan en llevar agua a su molino, despreocupándose del interés de todo el resto de la comunidad. Para muestra basta un botón, (aun cuando estoy en condiciones de describir el contenido de toda la botonería), pero problemas de espacio en este mensuario me obligan a citar un ejemplo paradigmático. Veamos. Pensemos en el manejo del deporte en los medios. Una empresa con estrecha relación con las entidades rectoras de las actividades deportivas; quien además cuenta con una cantidad de medios y producciones propias o que controla; se ha convertido en una estructura que impone su interés a todos y desarticula y vuelve estéril el trabajo del COMFER para poder controlarla. Ovejas pardas o negras hay en todo rebaño pero nadie duda que la mayoría de los funcionarios y empleados que integran la dotación del Organismo de Contralor esta constituida por hombres probos que tratan de cumplir su tarea en forma eficiente. Sin embargo todo indica que pierden el tiempo si pretenden que aquellos que controlan los conglomerados de emisoras se avengan a cumplir los reglamentos vigentes y abandonen las pretensiones del sector de restringir el progreso de cualquier nuevo competidor, llámese “sociedad cooperativa”, “radio de baja potencia” o “televisión comunitaria”, entre otras. Repiten en cuanto foro participen su interés por defender una radiodifusión abierta y plural que da cabida a todas las voces, para luego mantenerse en sus trece, con escaso espíritu autocrítico. De todos ellos a nosotros, ¿quien nos defiende?